Monday, September 19, 2016

Mercado Campesino: El poder paceño en la economía sucrense


CIFRAS

5 bolivianos es el precio de venta de la onza de coca en el Mercado Campesino de Sucre. La libra oscila entre 60 y 80 bolivianos.
10 paquetes de 50 libras cada uno, al mes, es el máximo de venta permitido por cada comerciante, según la normativa.

La mujer paceña en la zona del Mercado Campesino se caracteriza por ser emprendedora, fuerte y excelente administradora; por lo general, trabaja “de lunes a lunes”, todo el día, y para proveerse de mercadería, en muchos casos con sus hijos a cuestas, viaja a La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Iquique o Panamá.

La zona del Mercado Campesino es donde se genera el mayor movimiento económico en Sucre. Sin embargo, cuando ese centro de abasto se fundó, hace 30 años, su ubicación resultaba alejada y no se advertía el movimiento que presenta en la actualidad. Comerciantes paceños que llegaron a la capital le dieron una nueva tónica al comercio de ese sector; y aunque la mayoría se fue con el tiempo, quedan algunos que hoy recogen los frutos de años de esfuerzo y sacrificio.

Por los alrededores del Mercado Campesino se concentra una gran variedad de negocios, como farmacias, salones de belleza, peluquerías, pensiones, snaks de comida rápida, además de galerías o pasajes donde se puede encontrar prendas de vestir, distribuidoras de artículos de limpieza, tiendas de colchones, ropa de cama y venta de muebles, entre otros.

Allí también, poco a poco las entidades financieras de Sucre han ido abriendo sucursales, en las que ofrecen una gama de servicios como apertura de cuentas; depósitos a plazo fijo; créditos para micro y pequeños negocios; créditos para vivienda, vehículos y consumo; tarjetas de crédito y prepago; pagos y envío de remesas; giros nacionales e internacionales; pago de impuestos municipales, además de seguros personales. Es decir, en esta pujante zona ofrecen una banca especializada, con préstamos más adecuados para micro y pequeñas empresas. En algunas también se puede cancelar las facturas de consumo de las empresas de servicio.

Por ejemplo, la jefa de agencia del Mercado Campesino de la Cooperativa San Roque, María Luisa Durán, dice a CAPITALES que hace unos 30 años casi no había comerciantes en este sector. El número se ha ido incrementando a medida que fue creciendo la ciudad.

La presencia de los bancos en la zona representa otro factor de impulso del comercio. Las instituciones financieras toman en cuenta incluso elementos culturales a la hora de ofrecer sus servicios; consideran, por ejemplo, el hecho de que la mayoría de los vendedores acostumbran hace rotar su capital de acuerdo a la temporada y las fiestas del calendario anual: Carnaval, el Día de la Madre, Todos los Santos, Navidad, Año Nuevo y otras.

San Roque otorga préstamos desde 2.500 bolivianos hasta 5.000 dólares, dependiendo de la capacidad de pago de cada comerciante. Además, ofrece una caja de ahorro navideño, que consiste en que el comerciante aporta cierto monto de dinero de forma mensual, desde principios de año, y lo retira los primeros días de diciembre para su aguinaldo.

Manejo de capitales
De acuerdo con un sondeo realizado por CAPITALES entre comerciantes de la zona, pocos manejan grandes capitales propios, es decir, sin acudir a un préstamo bancario. Precisamente los paceños serían los que trabajan con capitales mayores, porque la mayoría lo hace con créditos y microcréditos, rotando su capital. Raro es, por ejemplo, el que tiene un depósito a plazo fijo.

Hay comerciantes de tiendas, puestos fijos y ambulantes. Estos son los que más dolores de cabeza dan a las autoridades municipales y a los propietarios de tiendas porque su presencia genera desorden e inseguridad, además de que evaden alquileres e impuestos; tampoco emiten facturas, aunque esto es moneda corriente en el Mercado Campesino.

En este contexto, muchas tiendas de abarrotes, de prendas de vestir, insumos de plásticos, aparatos electrónicos, artículos, menaje de cocina, línea blanca, aparatos electrónicos, entre otras, están en manos de “cholas paceñas”, como normalmente las llaman, que son una fuerza impulsora del trabajo y están en la cima de la economía del mercado, al igual que en el resto del país. También hay varones, pero son una excepción.

En el caso de algunas paceñas, no solo son dueñas de un negocio, sino de dos, tres o más. Unas desarrollan la misma actividad comercial en otros departamentos: además de La Paz, en Potosí, Oruro, Cochabamba y Santa Cruz; estos negocios suelen ser administrados por sus hijos u otros familiares.

Un fenómeno que se hizo más visible en el último tiempo es el de los grandes edificios, con galerías, donde se alquilan espacios para tiendas. Algunos de estos también están a cargo de paceños, pero en el rubro de la construcción mandan ciudadanos potosinos.

La mujer paceña en la zona del Mercado Campesino se caracteriza por ser emprendedora, fuerte y excelente administradora. Por lo general, trabaja “de lunes a lunes”, desde muy temprano y hasta altas horas de la noche. Para proveerse de mercadería, en muchos casos con sus hijos a cuestas, viaja a La Paz, Santa Cruz, Cochabamba, Iquique o Panamá.

“Las paceñas que viven desde hace muchos años en la ciudad, supieron ganarse nuestro respeto y admiración por lo trabajadoras que son, como doña Betty, por ejemplo”, dice Teófilo Maturano.

Varios vendedores aseguran que los comerciantes con mayor éxito en Sucre son los paceños, seguidos de los potosinos y los sucrenses.
El resto son ambulantes y provienen de las provincias de Chuquisaca; algunos, del norte de Potosí.

OPINIONES

Roberto Laime (Oruro)
“Ya no podemos ahorrar”
Tiene una tienda de objetos de plásticos, en la zona del Mercado Campesino, desde hace 38 años. Ahora está ubicado en la calles Guillermo Loayza y cuenta a CAPITALES que a un principio el área estaba vacía, dice que le costó mucho perseverar y acostumbrarse, pero después consolidó a varios clientes y las ventas mejoraron. Dice que últimamente bajó la venta debido a la gran competencia. “Solo ganamos para comer, ya no podemos ahorrar”.

Emma Choque (La Paz)
“Facturamos y pagamos impuestos”
Vive desde hace dos años en Sucre, tiene una tienda con una gran variedad de insumos de cocina. Se estableció primero en La Paz, luego en Tarija, Yacuiba (allí tiene otro negocio administrado por su esposo) y ahora está en la capital del país. Dice que el comercio es muy duro porque tienen que viajar a diferentes lugares para comprar la mercadería; incluso van hasta la China. “Tenemos que satisfacer a nuestros clientes trayendo cosas de calidad, pero hoy en día hay mucha competencia. Nosotros facturamos y pagamos impuestos”.

Julia Velásquez (La Paz)
Pescado fresco y diario
Se vino hace 25 años a Sucre por su clima templado y hace 20 que vende los famosos ispis fritos y pejerrey en el frontis del Mercado Campesino. Dice que escogió esa actividad porque su venta no era común. Según Julia, hay poco pescado porque su consumo se ha generalizado a nivel nacional. Mediante contrato, un proveedor le hace llegar pescado fresco a diario. El precio de la arroba de pejerrey oscila entre 350 y 500 bolivianos, los ispis entre 100 y 500 bolivianos, mientras que la trucha entre 340 y 380 bolivianos. Sus hijos tienen el mismo negocio en Cochabamba y Santa Cruz.

Por entonces eran 150…
Los miembros de la Asociación de Comerciantes al detalle de coca, llamados “cocanis”, se asientan alrededor del galpón del Mercado Campesino desde hace 30 años; por entonces eran 150, ahora suman 45. Se trata de otro importante motor de la economía informal de esta zona de Sucre.
Macario Pérez Salzuri, de 62 años, nació en la provincia Aroma de La Paz. Dice que ha vendido coca casi toda su vida. Primero, en la calle Junín esquina Hernando Siles, junto con otros cocanis, en el alojamiento Guadalupe; la Alcaldía les obligó a trasladarse al sector del Reloj. De ahí se fueron al Mercado Campesino, donde ahora está ubicado en el puesto 43. “No todo es una taza de leche, fuimos reduciendo por varios factores; no todo es bonanza”.

300 cocanis hay en todo el departamento de Chuquisaca. De ellos, 150 están en Sucre, distribuidos por San Antonio, la salida a Lajastambo y el Mercado Campesino. En este último son 45.

Más sobre la coca
* El cocani Ernesto Mamani Condori, de La Paz, dice que hace décadas había comerciantes mayoristas que traían coca por camionadas y que ahora esto cambió y venden al detalle.
* Según Mamani, los que “se hacen ricos” con la coca no son los vendedores minoristas, sino los que producen la hoja milenaria hasta cuatro veces al año.
* La coca boliviana se produce en el Chapare y en los Yungas; en estos tiempos, el consumidor prefiere la coca paceña, por las variedades de hoja larga, mediana y la especial.
* Macario Pérez asegura que compra 15 tambores de coca. De ese número, cinco son de Sacaba, Cochabamba, y diez de los Yungas, La Paz.
* Los cocanis trabajan todos los días de la semana, de 6:00 a 22:00. A veces, algunos se quedan hasta la una de la madrugada.
* Hace algunos años, el costo de 50 libras de coca era de 100 dólares. Ahora, la misma cantidad cuesta entre 300 y 350 dólares.

A pesar de sus 40 años, dicen que algunas personas “no lo conocen”
El mercado “Salvador Sánchez”, más conocido como Mercado Negro, actualmente tiene 349 afiliados, de los cuales la mayoría son de Sucre y de las provincias de Chuquisaca. Hay de otros departamentos, entre ellos de La Paz, pero son los menos. Se dice que, por su ubicación, algunas personas “no lo conocen”.

Allí se comercializan prendas de vestir para todas las edades, aunque también hay secciones de telas, maletas, bisutería, juguetes, sastrería y comidas. Según la dirigencia y las bases, su peor competencia, a la que califican de desleal, es la de los comerciantes viajeros. Aseguran que les restan ventas con sus precios bajos.

El presidente de este mercado, Mario César Morales Poquechoque, informa a CAPITALES que este centro de abasto se fundó como asociación en 1971, durante la gestión municipal del coronel Salvador Sánchez. Sus vendedores pertenecen a la Federación 12 de Octubre.

Morales dice que, además de generar ganancias para ellos, aportan a la ciudad con el pago de los servicios de agua, luz, teléfono, cable y alimentación en el interior del mercado. También contribuyen con impuestos por los lotes o casas que compran, así como por sus vehículos. La mayoría trabaja con préstamos bancarios para adquirir su mercancía.

“En cambio”, protesta él, “los comerciantes viajeros solo se llevan las ganancias a otros lugares. Hay mucha competencia con los mayoristas que llegan de La Paz, es muy injusto y desleal, nos quitan la venta; eso debería regular el Alcalde”.

“No es justo”
En su criterio, “no es justo que venga otra gente a vender y se vaya llevándose las ganancias para gastar en otros lugares”.
Julio León Zapana es un paceño de 64 años que comenzó como ayudante de venta y que, desde hace cuatro décadas, vende bisutería y gafas; es miembro fundador del Mercado Negro.

Él cuenta a CAPITALES que los primeros años les costó mucho acostumbrar a la población a hacer sus compras en este lugar, porque se situaba en una hoyada, donde había basura y filtración de agua. Dice que empezaron unos 200 comerciantes.

En este mercado trabajan hasta cuatro generaciones de comerciantes, dentro de una actividad que fue heredada por los hijos. Destacan los apellidos Poquechoque, Llave, Tumiri, Huarita Gareca, entre otros. La mayoría de los fundadores han fallecido.

“Hasta ahora algunas personas no saben que aquí hay un mercado, se pasan recto; hay días que no se vende nada”, dice León.


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